Las rutinas también se juegan…
Muchos jugadores tienen a precipitarse y aumentar su impulsividad, o de forma contraria, jugar más lentos si lo hacen bajo presión, lo que les saca de su ritmo de juego habitual y al que saben jugar. Las rutinas de un deportista por eso, facilitan que el jugador sea capaz de conservar sus movimientos conocidos y mantener un ritmo de juego constante.
Limpia la línea de fondo. Se sacude el pie izquierdo, para después pasar al derecho. Se coloca el pantalón, el hombro izquierdo, el derecho… Se toca la nariz. Oreja derecha, nariz y oreja izquierda. Nada más leer estas palabras, no has tenido que detenerte mucho en la información, tu mente te ha mostrado con mucha eficiencia y rapidez la imagen del rostro del señor Rafael Nadal.
Pero para eficiencia en el control de los estímulos que puedan distraerte entre punto y punto, la de Rafa, ¿no? En deportes de raqueta (tenis, pádel o tenis de mesa) existe lo que se llama tiempo entre puntos, una característica fundamental del juego que demanda unas habilidades psicológicas específicas. Ya lo decía James E. Loehr, “en un partido largo, el control de lo que sucede entre dos puntos puede ser la pequeña diferencia para un jugador profesional”.
Tu como jugador o entrenador bien lo sabes, el 70%-80% del tiempo de partido, lo pasas contigo mismo, en ese tiempo de recuperación, que en muchas ocasiones más que recuperación puede llegar a ser un infierno. Ahora, quizás puedas llegar a comprender, qué tipo de arma ha escogido Rafa en cada batalla, y le ha ayudado no a ganar todas las guerras, pero si a luchar en el campo de batalla, hasta que se da por finalizada la guerra. Cada enfrentamiento, cada cara a cara, lo luchaba como si ese duelo fuera el último.
Por eso, no es que Rafa sea inmune a la fatiga, al cansancio, a los pensamientos negativos, a las condiciones climatológicas, al rival que tiene enfrente. Rafa está igual de expuesto que cualquier persona a situaciones que le podrán agradar más o menos, que le podrán incomodar en mayor o menor nivel… pero Rafa hace mucho que no olvida su arma en casa. ¿Su mayor aliado? Su rutina.
Cada vez que Rafa repite su rutina, no lo hace por impulso, obsesión, prejuicio, manía o superstición. Lo hace porque es necesario para un mayor rendimiento, y, sobre todo, para dominarse ante todo aquello que le pueda distraer. Una voz del que está en la grada, un pensamiento como “he desaprovechado la ventaja que tenía”, la tensión del Tie Break o aquella emoción de rabia que puede acabar con el entierro de la raqueta, no tienen cabida, y se acaban transformando en una profunda concentración, seguridad y buenas sensaciones. Se produce un proceso de equilibrio y ahorro de energías.
Ahora te pregunto, ¿tienes rutina? Si es que sí, enhorabuena, si es que no, no se a que estás esperando. Con esta rutina quizás no ganes todas las batallas, pero sentirás que tienes el control en cada una de ellas.
Las rutinas ayudan a que el jugador mantenga sus hábitos y se sienta cómodo con ellos, obliga a mantener un ritmo personal, ayuda a poner a tu cuerpo en modo ahorro de energía para recuperarse física y mentalmente, a jugar de forma intuitiva y poner la concentración al máximo, así como a manejar la presión y emociones como la frustración o el enfado en una intensidad más moderada.